Documental Político II
Emilio Trinidad Zaldivar
El hartazgo ciudadano por ese grupo de rapaces políticos, familiares y amigos de los tres sexenios pasados fue tan grande, que en nuestra desesperación, caímos en el bien armado engaño de Andrés Manuel López Obrador, y no nos percatamos que él iba a ser mucho peor y lo llevamos al poder.
En el 2018, cuando fuimos a votar, dejamos en el olvido aquellas imágenes de hombres sumamente cercanos al tabasqueño como René Bejarano y Alejandro Imaz, llenándose las bolsas de sus sacos con paquetes de dinero; tampoco tuvimos presente que quien fuera secretario de Finanzas en el gobierno capitalino, Gustavo Ponce Meléndez, jugaba plácidamente en Las Vegas con recursos del erario del entonces aún Distrito Federal.
Esas debieron ser señales claras de que votar por López Obrador sería algo similar a lo que tanto habíamos padecido, y el tiempo y las investigaciones periodísticas han desnudado al falso hombre de moral y principios.
El común denominador de éste y los anteriores gobiernos, es el influyentismo, la impunidad, los negocios para amigos y familiares, el dispendio y no la austeridad; la mentira, el abuso, la opacidad, en suma, el robo y los dineros producto de comisiones y “moches” aprovechando ser parte del poder o de tener amigos en el poder.
Ante la clara evidencia de actos ilícitos, López Obrador sólo puede responder con violencia verbal porque no tiene forma de tapar lo que han hecho sus hermanos Pío y Martín, Manuel Bartlett, Irma Erendira Sandoval y su esposo, Epigmenio Ibarra y su hijo José Ramón.
Ésta no fue una Transformación, fue la degradación más infame que hayamos podido ver y vivir de un gobierno lleno de mediocres, incompetentes, corruptos, mentirosos, cínicos y muy pero muy hambrientos de hacerse de dineros mal habidos.
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