Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“La verdad se robustece con la investigación y la dilación; la falsedad, con el apresuramiento y la incertidumbre”. – Tácito.
En un país donde millones luchan por sobrevivir día con día, la obscena ostentación de la diputada Diana Karina Barreras conocida globalmente como Diputada Dato Protegido—del PT y ex presidenta de la Mesa Directiva del Congreso de Sonora— y su esposo, el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, es un insulto a la dignidad del pueblo mexicano.
Ambos han hecho de la política un escaparate de vanidades, frivolidades y lujos inalcanzables para el ciudadano común, como si su encargo les otorgara licencia para despilfarrar y reírse del mandato de austeridad que dicen defender.
Con un gasto personal que supera los 1.7 millones de pesos en artículos de lujo, la pareja se pasea por el país y el extranjero portando relojes de hasta 681 mil pesos (Hublot), bolsas de 100 mil pesos (Prada), chamarras de piel de 34 mil pesos (Ferrari), lentes Chanel de 20 mil pesos y zapatos de diseñador que rebasan los 18 mil pesos. Esto, sin contar el reciente viaje a Nueva York en el que ambos volaron en primera clase, con boletos estimados en 50 mil pesos por persona, solo de ida. Todo con un sueldo de servidor público. https://www.elfinanciero.com.mx/estilo/2025/08/05/cuanto-ha-gastado-diputada-diana-karina-barreras-dato-protegido-en-accesorios-y-joyas/
¿De qué sirve el fuero, si se usa como escudo para el derroche? ¿Qué aporta al Congreso una diputada que gasta más en accesorios que en propuestas? ¿Qué ejemplo da un diputado que sueña con gobernar Veracruz mientras presume relojes Cartier y baila al ritmo de Ozzy Osbourne, a quien incluso rindió homenaje público tras su muerte? Lo suyo no es política, es rock and roll de mal gusto.
En el recinto legislativo, ambos han mostrado una conducta reprobable. Han convertido el Congreso en una feria de pueblo, donde reina el protagonismo, el exhibicionismo y la vanidad. Sergio, más ocupado en su afición al fútbol y en sus poses rockeras, parece haber olvidado que alguna vez pretendió gobernar Veracruz. Diana Karina la famosa Dato Protegido, por su parte, se ha convertido en un ícono de la frivolidad, lejos del compromiso que exige su investidura.
Gracias a Dios, Veracruz se salvó de tener a estos personajes al frente del gobierno estatal. Su superficialidad, su desenfreno y su falta total de empatía con la realidad mexicana los descalifican como líderes. El pueblo no necesita diputados influencers ni mandatarios de pasarela: necesita servidores públicos reales, con los pies en la tierra y la conciencia en su gente.
Por ahora, lo único que nos dejan es la vergüenza ajena… y la cuenta por pagar.
Al tiempo.
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