En un histórico giro político, el laborista Keir Starmer asumió el cargo de primer ministro del Reino Unido tras una resonante victoria de su partido en las elecciones legislativas. Starmer, de 61 años, expresó su compromiso inmediato de «reconstruir» el país después de 14 años de gobierno conservador.
«El trabajo para el cambio comienza de inmediato. Reconstruiremos el Reino Unido», afirmó Starmer desde Downing Street en su primer discurso como primer ministro. Su ascenso al poder fue formalizado tras ser recibido por el rey Carlos III en el Palacio de Buckingham y obtener el encargo de formar gobierno.
Starmer, quien lideró una campaña centrada en un cambio moderado frente a la derrota laborista de 2019, ha establecido un gabinete diverso y significativo. Rachel Reeves fue nombrada como la primera mujer en dirigir la economía del país, mientras que David Lammy, de ascendencia guyanesa, asumió como jefe de la diplomacia.
El nuevo primer ministro ha prometido una gestión económica cuidadosa, con un enfoque en fortalecer los servicios públicos, especialmente el sistema de salud criticado. En contraste con las predicciones de su predecesor, Starmer ha asegurado que solo aumentará los impuestos para ciertas categorías de contribuyentes, excluyendo a los trabajadores.
En el ámbito internacional, Starmer ha demostrado un firme compromiso con los asuntos globales, apoyando activamente a Ucrania frente a la agresión rusa y abogando por un alto el fuego inmediato en Gaza. Este compromiso se reflejará en la próxima cumbre de la OTAN en Washington, donde se espera discutir ampliamente el conflicto ucraniano.
Además, Starmer ha revocado polémicas políticas de su predecesor, como el proyecto de utilizar aviones para trasladar migrantes irregulares a Ruanda, una medida que había sido fuertemente criticada por su enfoque hacia la migración.
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