Eduardo Sadot
Gabriela Guevara, que se hiciera famosa como medallista olímpica, corredora, también logró fama como senadora cuando acudió a la Cámara de diputados a registrarse como legisladora y su cultura no le dio para saber que era senadora y no diputada, a pesar de verse envuelta en escándalos de dinero en detrimento del deporte a raja tabla como a todos los miembros del equipo del presidente, con corrupción evidenciada, títulos plagiados, inexistentes o sin registrar ante la Dirección General de Profesiones, con todo y ello ahí seguirán, pase lo que pase, no pasa nada hasta el final.
El más reciente escándalo – porque como están las cosas, parece que no será el último – se desató gracias a las medallas de oro logradas por las competidoras del equipo de natación y nado sincronizado encabezadas por Nuria Diosdado y Joana Jiménez, un equipo de mujeres cuyos logros se debieron al esfuerzo por conseguir recursos y a su dedicación y perseverancia deportiva. Al Final el Ingeniero Carlos Slim y Arturo Elías Ayub, en equipo sacaron la casta por México a pesar de los esfuerzos de la 4T por bloquear su participación en Egipto, con los resultados obtenidos. Vergonzoso el papel y resentimiento desde palacio nacional contra los aspiracioncitas que lucha cada día por ser mejores y superarse.
La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) a principios de 2022, “propiedad” de Gabriela Guevara, redujo los apoyos a los deportistas eliminando a 176 dejando solo a 103 lo que significó más del 60% de recorte al impulso olímpico en éste gobierno. Porque se prefirió privilegiar lo electoral y los apoyos a ninis, la titular Ana Gabriela Guevara fue incapaz, incompetente para lograr defender, rescatar e incrementar el presupuesto de la Comisión del Deporte.
Y es que como en todos los casos de “funcionarios improvisados” de quienes fueron nombrados por “honestos” aunque ignorantes y neófitos en la administración pública, incluidos algunos que presumen títulos universitarios hasta de Licenciados en Ciencia Política y Administración Pública, no tienen ni la menor idea de que es la Administración Pública, se evidencia hasta en el desconocimiento de las facultades de cada uno de los tres poderes del Gobierno establecidos en el artículo 49 Constitucional, donde hasta las ministras inhabilitables por conflicto de interés, se equivocaron, dada su parcialidad manifiesta a favor del poder ejecutivo, debieran – por ética – por vergüenza, confundieron las facultades del Poder Judicial y hasta sostuvieron en su reciente voto que había invasión de facultades del poder Judicial en prejuicio del poder Legislativo, hasta donde llega el servilismo de las ministras al servicio del hombre de Palacio, sin que ninguna mujer de la Cuarta Tiranía reclame, el servilismo ante el hombre.
La Cuarta Tiranía, será recordada por los escándalos de corrupción y nepotismo, en CONADE y en el ejército, en Nacional Financiera, por la permanencia de funcionarios corruptos e inamovibles, solapados y en complicidades desde Palacio Nacional.
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