Anahí García Jáquez/Soma
Jacksonville, Florida. 30 de enero de 2008. El padre Marcial Maciel, fundador de la congregación de los Legionarios de Cristo y el movimiento eclesial Regnum Christi, ha fallecido. Su muerte marcó el fin de una era de auge y esplendor para su congregación, mientras que su vida fue un reino de terror para muchas personas. Hay una historia oscura por contar…
Marcial Maciel: El Lobo de Dios es un documental seriado dirigido por Matías Gueilburt que consta de 4 episodios con duración aproximada de 45 minutos cada uno, los cuales, siguiendo un orden cronológico, nos hacen un relato en el cual se nos presenta a Marcial Maciel de cuerpo entero y nos lleva a sus orígenes en Cotija, Michoacán, de donde salió a temprana edad con la intención de estudiar en el seminario para posteriormente, convertirse en sacerdote. Y ahí es donde comienza su carrera dentro del clero, viéndola como una oportunidad de ascender posiciones y más aún cuando le surge la idea de crear una congregación, la cual lo llevará a recorrer el mundo y a codearse con los ricos y poderosos. Simultáneo a ello, adquiere una dependencia a la morfina, la cual logra mantener oculta, al contrario del secreto a voces que deja de serlo para explotar como una bomba: el abuso sexual cometido a lo largo de varios años en contra de jóvenes seminaristas.
Para contar esta historia, el director recurre a voces informadas que se han dedicado a investigar a Marcial Maciel a fondo: encontramos a Carmen Aristegui, quien fue de las primeras periodistas que se atrevió a hablar de este tema en sus diferentes espacios en medios al igual que Jason Berry, experto en el tema y uno de los que dieron a conocer esta historia en los Estados Unidos, antes que en México. También tenemos a Raúl Olmos, conocedor de los entresijos financieros de la congregación y a Emiliano Ruiz Parra, el guía que nos lleva de la mano para mostrarnos las diferentes facetas del Padre Maciel: el niño víctima de abuso que se termina convirtiendo en victimario, el adicto que recurre a sus subordinados para proveerse de la droga, el encantador de serpientes que logra convencer a viudas millonarias, diplomáticos y altos jerarcas de la iglesia con el poder de su habla, el hábil recaudador de fondos para la edificación de escuelas, el líder a seguir por miles de católicos y el hombre que recorría el mundo a la vez que se iba creando mil identidades.
Mención aparte, y como testimonio de primera mano, escucharemos a las voces más autorizadas y las que nos proveerán de los detalles más duros, que son las de Juan José Vaca y José Barba, quienes fueron reclutados a temprana edad (entre los 10 y los 13 años) por Marcial Maciel para que formaran parte de su naciente congregación. Ellos, como muchos otros chicos, dejaron sus familias y sus vidas para instalarse en un colegio con instalaciones de primera pero que terminó siendo un infierno en la tierra, puesto que en ese lugar es donde comienzan a darse los abusos sexuales por parte de Maciel..
El líder de los Legionarios de Cristo, como el gran manipulador que era, estableció relaciones de coerción con sus víctimas haciendo uso de su autoridad, pero también apelando a su rol como hombre de Dios, logrando con ello una sumisión por parte de los jovencitos, a los que premiaba con dinero o puestos importantes dentro de la organización, a cambio de seguir satisfaciéndolo. Todo esto se mantuvo oculto hasta que dejó de estarlo, pues las víctimas decidieron romper el silencio y han contado su verdad a quien esté dispuesto a escucharla, siendo Vaca, Barba y seis hombres más los principales denunciantes de esta cadena de abusos.
La manufactura del documental es impecable, ya que logra mantener cautivo al espectador conforme avanzan los episodios proporcionando la información necesaria y dosificándola de manera adecuada, sin abrumar pero tampoco dejando nada en el tintero y apelando a una audiencia dispuesta a escuchar lo que se tenga que decir, mostrando siempre la evidencia que respalda los dichos de quienes participan, por lo que el rigor queda totalmente de manifiesto. Asimismo, todo esto se acompaña de recreaciones que funcionan como el complemento perfecto para ilustrar las acciones de Maciel, además de darle un toque de tensión y realismo y sumergir al espectador en la experiencia, pues lo hace sentir como si fuese un testigo y ayuda a que la narración se sienta más fluida. El ritmo se sostiene durante los 4 episodios dejando al espectador siempre con ganas de más al finalizar cada uno de ellos..
Pero, sin duda alguna, uno de los logros más importantes de este documental es exponer los delitos como el fraude y la extorsión en los que incurrió este hombre y cómo logró salir impune, pues jamás pagó por ello y sólo recibió pequeñas reprimendas, como la que el papa Benedicto XVI le impuso al apartarlo de su ministerio para que llevara una vida de oración y penitencia, pero sin rendir cuentas. Y ni hablemos de lo conmovedor que resulta escuchar a hombres ya en la tercera edad, quienes en un acto de valentía, describen los abusos a los que fueron sometidos y cómo es que decidieron alzar la voz, abriendo una caja de Pandora que, hasta la fecha, es imposible cerrar.
Además, el análisis que se hace de la personalidad del Padre Maciel hace que el espectador se pregunte: ¿era un hombre demasiado enfermo que no sabía lo que hacía o estaba plenamente consciente del daño que infligía en sus víctimas? ¿qué clase de encantos poseía para que se le abrieran puertas y chequeras con tanta facilidad? ¿cómo lograba sostener su doble o triple vida sin que nadie se diera cuenta? ¿cómo podía vivir para sus placeres mientras exigía votos de castidad, pobreza y obediencia de parte de los miembros de su orden? ¿qué fascinación ejercía sobre las élites políticas y financieras de México para que éstos se convirtieran en sus protectores?
A pesar de que en medios digitales y tradicionales se ha abordado este tema desde hace un par de décadas, Marcial Maciel: El lobo de Dios no es uno más de estos trabajos, pues es imperdible. Se destaca de entre todos ellos debido a que su lenguaje consigue transmitir un mensaje muy importante, siendo el de que la maldad acecha en diversas esferas y en varios niveles, y que no siempre quien dice ser bueno lo es realmente. La ficción nos ha mostrado villanos pero, después de ver este documental, el espectador se encontrará con uno de carne y hueso que, además de ser un trepador que llegó demasiado lejos, fue cuidado por su entorno, lo cual fue justamente lo que le permitió abusar de, al menos, 60 menores de edad.
Es así como llegaremos a la conclusión de que los monstruos existen, están alrededor de nosotros y que, si los alimentamos lo suficiente, terminarán por devorar a las presas más pequeñas y vulnerables a menos que nos atrevamos a arrojar luz sobre ello. Sucesos como estos se han visto a lo largo de la historia, sobre todo en la iglesia Católica, así que no debemos olvidarlos ni perdonarlos, o continuarán sucediendo.