Eduardo Sadot
Muchos mexicanos hundidos en la impotencia, no muy convencidos de esa “mayoría” constituyente en el constituyente permanente, obtenida ya saben cómo, han observado, criticado, señalado, denunciado y, por hacerlo han sido amenazados, objeto de burlas desde las cloacas del poder y desde las covachas de la muchedumbre informe, de la masa amorfa, compuesta de las multitudes violentas e impulsivas, irracionales que pululan desde los cajeros del bienestar hasta el senado de la república, desde dentro y por fuera recibiendo las migajas que les alienta para gritar ¡es un honor …!
Esos mexicanos cerrados obnubilados, lavados del cerebro para no escuchar ni leer nada que no fortalezca sus pasiones y creencias que les haga creer que “ellos tienen la razón” mexicanos que espoleados en su locura fomentan la división y enemistad entre hermanos, parientes, amigos, compañeros de trabajo igual a como lo hicieran Hitler y Goebbels señalando a los judíos como enemigos de los alemanes, mientras los llevaban. Los campos de concentración nazis junto con los opositores al régimen nazi.
En México se rieron de muchos mexicanos, se burlaron desde Palacio Nacional con esa risa socarrona, burlona e hiriente que solo puede salir de las profundidades de un resentido social como era Hitler y en México su presidente, lograron despertar el odio mediante la identidad de la frustración el resentimiento el odio enfermizo de quién persiguió el poder y luchó para llegar a él, sin trabajar alimentando y multiplicando frustraciones y resentimiento de las comunidades.
Exactamente igual que Hitler contra los judíos, en México contra los priístas, panistas, prianistas, oposición, conservadores, neoliberales y cualquier calificativo para que la riada. La plebe, llegara al poder y así se construyera la oclocracia, muchos vimos azorados cómo se usaba y manipulaba a la turba para acabar con la democracia, corrompiendo, comprando y amenazando. Y como Cicerón nos preguntamos “hasta cuándo Catilina” sin encontrar respuesta ni eco, lideres, empresarios, trabajadores, sindicatos, académicos reclamaban y veían lo que sucedía pero no pasaba nada, hasta hoy.
Hoy es noticia en todos los medios el documento titulado “Punto de Partida” manifiesto elaborado por intelectuales, mujeres y hombres mexicanos que hoy elevan un grito de ¡ya basta! Sí, ya basta de ver imperturbables la destrucción de la patria en aras de la idolatría de un dictador definible como esos “hombres malos, que hacen cosas buenas, para después hacer cosas malas impunemente”.
Ésta semana retumbará en México el pronunciamiento de los primeros mexicanos – seguramente habrá muchos más – que lanzan un alto a los abusos del poder y los excesos de un dictador omiso que tienen al país en ruinas por gastarse indiscriminadamente el dinero de mantenimiento, ahorros (de fideicomisos y del Fondo nacional de desastres) sin diagnósticos sin cuidado y con despilfarros, obviamente mañana y por “órdenes de ya saben quién” habrá descalificaciones desde la mañanera en lugar de ver con serenidad la crítica y hacer un ejercicio autocrítico – pero el dictador no la va a dejar – para corregir el rumbo, encabezando un verdadero gobierno de reconstrucción nacional y de las conciencias y la unidad de los mexicanos, en unas horas veremos realmente quien manda y de que están hechos o de ciencia y conciencia o de ocurrencias y deficiencias.
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