* Entre estos dos distinguidos panistas dieron buena cuenta de 420 mil millones de dólares de renta petrolera en doce años. Se hubiera podido pagar la deuda externa cuatro veces, habrían podido rescatar Pemex, o al menos armar la transición, tan necesaria
Gregorio Ortega Molina
Las consecuencias de la corrupción son más graves de lo que suponen los corruptos y sus corruptores. No es la cantidad de dinero que desaparece, aunque es mucha, sino la pérdida de consideración, respeto y confianza en la institución presidencial, y de allí hacia abajo, en cascada. Es la licuefacción del modelo político. Si el policía de crucero no existe y es vejado por las “ladies” de Polanco, la imagen del Presidente Constitucional de los mexicanos empieza a padecer de disolvencia cinematográfica.
Esto no es de la exclusiva responsabilidad de EPN. Todos, desde que decidieron matar a Venustiano Carranza, han contribuido, uno más que otros, a que muchos mexicanos y notoriamente los administradores de los poderes fácticos, vean de arriba a abajo al presidente en funciones.
Pero quizá, y es posible que sea probable, quienes más contribuyeron al desprestigio de la Presidencia de la República son los dos panistas que nos vendieron la idea de que la alternancia se convertiría en transición.
Vicente Fox, quien alcanzó porcentajes de aceptación jamás soñados por presidentes priistas, de inmediato se traicionó y conculcó su mandato presidencial, al entregarle la silla del águila a su esposa, Marta Sahagún. En cuanto él mismo se refirió a la pareja presidencial, los mexicanos supimos quien mandó en Los Pinos y en el país. Los militares tuvieron su primer jefe con faldas, lo que no es demérito, pero si fue un suceso anticonstitucional y no legal, porque las elecciones las ganó Vicente Fox, fue él el investido y quien tomó posesión el primero de diciembre de 2000.
En cuanto al pequeño de las manos limpias y casaca militar que siempre le quedó grande, no dejó duda de su mandato constitucional, lo dejó impreso en una estela de muertos, secuestrados, ejecutados y desaparecidos porque puso a los mexicanos en guerra contra ellos mismos, obligado por no sé qué acuerdos a contener el narcotráfico y satisfacer las exigencias del embajador de Estados Unidos en México. Así de grande fue su miedo a AMLO y al escrutinio del voto por voto y casilla por casilla.
Pues bien, entre estos dos distinguidos panistas dieron buena cuenta de 420 mil millones de dólares de renta petrolera en doce años. Se hubiera podido pagar la deuda externa cuatro veces, habrían podido rescatar Pemex, o al menos armar la transición, tan necesaria, pero la realidad es que esa enorme masa de dinero sólo fue usada para debilitar más a México.
Me aseguran que Francisco Gil Días, Guillermo Ortiz Martínez y Agustín Carstens convencieron a Fox para que diera 120 mil millones del fondo petrolero a esos banqueritos que luego vendieron, pero antes de hincharon de lana con el Fobaproa.
¡Vaya con lo que se nos viene encima para 2018!
